Este queso se madura según el método tradicional, con sucesivos lavados que le dan su característico color naranja. Nunca se le da la vuelta en su periodo de afinación, por eso se hunde un poco y forma una concavidad en el centro. Su masa beige claro se vuelve muy cremosa en el centro. Los gourmets ilustrados utilizan esta concavidad como receptáculo para verter Marc de Bourgogne o Champagne y flambearlo antes de degustarlo. El Langres Germain ha ganado numerosos premios que demuestran su calidad, entre ellos la medalla de de Oro en 2019 y la Super Gold, es decir, el mejor en su categoría.