El atelier Picandine de Germain recoge diariamente la leche fresca de cabra del entorno más próximo a la quesería. Allí, el exquisito cuidado en la elaboración de esta especialidad, transforma el Pico en un queso de maduración suave. El equilibrio de su textura y su sabor, lleno de matices, es el resultado de una tradición centenaria.