El queso Appenzeller Light fue inventado hace 700 años por los astutos pastores de Appenzell. Sabían perfectamente cómo aprovechar la escasez que reinaba en la época. Supieron convertir la grasa de la leche en mantequilla, un producto que podían vender inmediatamente. Se trata de una especialidad fuerte y con cuerpo, elaborada con leche parcialmente desnatada, para los amantes de los quesos de sabor fuerte. La etiqueta con el logotipo de la marca, de color marrón plateado, es una garantía del origen y la calidad del Appenzeller.